Anduve silenciosa. Voy a intentar esbozar alguna justificación que no explica nada, pero en fin...
Yo estoy feliz, aunque no sepa muy bien por qué. La situación actual, en realidad, mucho no ayuda, pero he descubierto que me gusta nadar contra la corriente... [Excursus 1: de hecho, estoy aprendiendo a nadar. No parece un gran enunciado, pero hete aquí que estaba convencida de que me sería imposible, porque le tenía pánico al agua. Y de pronto descubrí que era un miedo prestado. Y la sensación de vencer un miedo, de espantar un fantasma, es algo inefable y magnífico...]
Dejé de lado la pertenencia a una "corriente" o a una "escuela" de psicología para hacer lo que me parece mejor, en el ámbito de la psicoterapia o del psicoanálisis. Esto me liberó. Puedo escuchar a mis pacientes, aprender de ellos y reírme con ellos... Y el humor, cuando no es una pura defensa, es sanador. [Excursus 2: ayer atendí por vez primera a un paciente adicto recuperado que me contó que, cuando siente que experimenta la sensación de empezar a engañarse a sí mismo una vez más... (que para él es la via regia a la droga) agarra el tambor, se junta con unos amigos y "candombea". Me dijo que el candombe para él es un "estilo de vida"...]
Estoy haciendo una licenciatura en educación a distancia (la licenciatura, no la educación, es a distancia). A pesar de que me apena en paupérrimo nivel de los educadores en este país (una profesora de lengua extranjera no escribe "así" sino "hací", y en fin, aunque enseñe otro idioma, es esperable que algo sepa de la lengua que habla, no sé, digo...), y a pesar también de que hago lo mínimo indispensable para aprobar... no me está yendo mal, y espero poder alguna vez dedicarme a la docencia, sólo por darme el gusto de poder transmitir a otros la idea de que ES POSIBLE vivir de otra manera, menos violenta y un poco más feliz. [Excursus 3: ¿alguien quiere hacer los trabajos prácticos por mí? Si hay algún voluntario, en otro mail enviaré algunas preguntas... ]
Algunas realidades (afortunadamente no de mi familia, afirmo con egoísmo) me llevó en los últimos dos o tres meses a tener que visitar clínicas y hospitales de Capital Federal. Hice apuestas por marcapasos, negociaciones, contenciones... y descubrí que el ámbito hospitalario también me gusta: no en sí, sino como posibilidad de "hacer cosas". [Excursus 4: De una de estas últimas intervenciones, surgió un enigma, un gran enigma de la humanidad, que enviaré en otra entrega].
Y no sé, me quedé en silencio de nuevo, de repente, termino con un silencio sólo por el hecho de ser contradictoria. Silencio. |